
Es difícil encontrar mujeres dirigiendo cine. Esta directora, que os recomendamos, conoce, como nadie, el alma y los sentimientos de los hombres y mujeres y, desde luego, sabe sacar lo mejor de los actores que han tenido la suerte de trabajar con ella. De su película, Después de la Boda: el uso de los movimientos de cámara, los primerísimos primer planos, el trabajo actoral y las metáforas visuales. La escena que más me emocionó: el momento en que Rolf Lassgard manifiesta su más humana fragilidad ante la proximidad del encuentro con nuestra inexorable compañera.



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