sábado, 7 de enero de 2006

LA MISOGINIA GRIEGA.

Un sábado del 11 de noviembre, nuestra compañera Mercedes Madrid participó como ponente en la IV Jornada Clásica de Sagunt, junto a Xurxo Regueira, Gabriela Berdes, Ana Ovando, Fernando Lillo y Sergi Ferrús.
Y Mercedes inicició su colaboración en la antigua página de cinturóndehipólita con tres textos sobre Helena de Troya, que incluimos en esta nueva página de la amazona Hipólita.
Helena es la esposa infiel que ha abandonado a su esposo e hija para huir con Paris a Troya. En buena lógica se esperaría que en la Iliada todo el mundo la recriminara y la odiara, ya que es la culpable de la guerra. Pero no es así, hasta el punto de que los únicos insultos que recibe salen de su propia boca. Con la única excepción de Aquiles, nadie parece estar realmente ofendido con Helena y es la única mujer cuyas palabras son siempre escuchadas y aceptadas por los hombres. Pero, aunque Helena no cesa de lamentar sus acciones, su conducta con los troyanos y aqueos está siempre teñida de una cierta ambigüedad y nunca se sabe claramente del lado de quién está. Es como si ya en la Ilíada fuera consciente de que el halo de fascinación que hay en torno a ella y que la envuelve como el velo con el que oculta su belleza, ejerce en los demás una seducción que evita que aqueos y troyanos juzguen negativamente sus acciones. Esa misma fascinación que dará lugar más adelante a que la defensa de su virtud y el empeño de que fue un simulacro de Helena lo que Paris se llevó a Troya, mientras ella estaba en Egipto, se convierta en un topos frecuente en la literatura posterior. Y es que Helena, a diferencia de las demás mujeres griegas, es quien subyuga a los guerreros, en vez de ser subyugada por ellos, pero no hay nunca que olvidar que su imagen es una fuerza destructora en el mundo masculino griego.
M. Madrid, La Misoginia Griega
La seducción de Helena es irresistible, puesto que todos los varones, tanto griegos como troyanos, sufren su ley. El único aqueo que rechaza claramente la atracción que se le atribuye es Aquiles. Pero Aquiles es un héroe superior, un hombre que se preocupa sólo de su gloria. Es cierto que su cólera estalla por causa de una mujer, Briseida, pero lo que le ofende no es tanto la pérdida de ésta como el ultraje recibido, el deshonor que la desposesión le supone. Comparado con su dolor por la muerte de Patroclo, la presencia a su lado de Briseida no parece tener ninguna importancia. La guerra y la amistad cuentan para Aquiles más que el amor, por muy sincero que sea, a una mujer. ¿No es Helena en último extremo la causante de la muerte de Patroclo, esa mujer “espantosa”, según las propias palabras de Aquiles? Este rechazo radical de Helena es único en la Ilíada; todos los demás varones la veneran. Es como si Aquiles, el guerrero invencible, no pudiera soportar que otra figura distinta de la suya ejerciera sobre los hombres, aunque sea por la vía de la seducción, una atracción tan irresistible y digna de ser cantada como sus hazañas.
H. Monsacré: Las lágrimas de Aquiles, 107-8
Al pie de los muros de Troya, Aquiles amó a Briseida, Pentesilea, Políxena. En cada ocasión un destino nefasto. Pero otra mujer, que nunca había visto, ocupaba con tenacidad su mente: Helena. Cuando estaba en su cabaña de troncos de abetos, en la llanura del llio, Helena era para él la mujer «espantosa». Pero de noche soñaba con ella, «se agitaba en su lecho cuando se le aparecía su rostro imaginado». Hay quien dice que, como dos hábiles alcahuetas, Tetis y Afrodita prepararon un encuentro entre Aquiles y Helena durante una tregua de las armas. Pero los más sostienen que se vieron por vez primera después de la muerte de Aquiles, Helena era un simulacro, como siempre había sido. (...)
Roberto Calasso, Las bodas de Cadmo y Harmonía, 101 ss:

Comentario.-

Dora Olivia lindoro Gálvez. Dice:
Noviembre 24th, 2008 @ 20:17 e

Me gustaría estar en contacto con ustedes en torno a estos temas. Me apasiona todo lo relacionado con la época antigua (grecolatina): la épica, la tragedia y la comedia de este período, bueno… hasta los diálogos de Samosata… Pero la mitología guau…y creo que también a los estudiantes…

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