¿Qué tenían de común mujeres como la madre de Alejandro Severo, las
supuestas brujas , Ana, la esposa de Enrique VIII, la Venus de Milo,
Ártemis de Éfeso, nuestra amazona y la loba Capitolina?
Necesse est de papillis loqui...
Muchas mujeres famosas de la Antigüedad han pasado a la posteridad porque se decía que tenían más de dos pechos
Videamus.
Julia Mamaea madre del emperador Alejandro Severo
[[Iuliae]] / [[Mamae]]/[[ae Aug(ustae) ma]]/[[tri Aug(usti)]]
/ [[Cae[s(aris) Sev]e[ri]]] / [[Alexan(dri) Aug(usti)]] / Valentini /
veterani / et veteres
En esta inscripción de la fachada de la Basílica de Nuestra Señora
de los Desamparados, en la Plaza de la Virgen de Valencia es condenada
con su hijo Alejandro Severo a la damnatio memoriae y de ahí el estado de sus nombres en la inscripción.
Nuestra Julia, junto con su madre Julia Maesa, tras el asesinato de Heliogábalo en el 222, consiguen el poder imperial para Alejandro, con sólo 13 añitos. El poder de facto quedó en manos de estas dos mujeres. Mamaea fue nombrada consors imperii y acompañó a su hijo en campañas militares contra los partos y germanos.
A los 17 años, el joven emperador se casa con Sallustia Barbia Orbina, que sería pronto desterrada a Africa, y al destierro le sigue el asesinato de su padre, Seius Sallustius, por la graciosa intervención de Mamaea.
No le acompaño la suerte en sus estrategias políticas pues Julia misma sería asesinada, junto con su hijo de 26 años, en Moguntiacum, la actual Mainz. Y a su muerte se les condenó al olvido en las inscripciones borrando sus nombres mediante damnatio memoriae
También en los maltrechos cuerpos de las mujeres del medioevo
condenadas por brujería se buscaba terceros o cuartos pezones, pues se
creía que con ellos alimentaban a sus hambrientos y libidinosos
familiares.
Una verruga o un lunar o un clítoris dilatado podía convertirse en
un signo lo suficientemente demoniaco como para ser debidamente tratado
con el fuego de la hoguera.
Y por esto, de la joven, educada, culta y de gran atractivo físico, Ana Bolena,
se escribió, cuando cayó en desgracia, para justificar su maldad, que
tenía seis dedos en cada mano y en los pies y un tercer pecho, rarezas
que habrían originado, según algunos, en el rey Enrique VIII una pasión enloquecida, y habría motivado en parte su divorcio de Catalina de Aragón.
Creo que no debe ser este el caso de la Ana interpretada por Scarlett Johansson. Es dudoso que los maquilladores del celuloide ni la actriz se hayan atrevido a estos menesteres de recreación histórica. Y Scarlett ya va bien servida con la silicona de sus dos pechos, como para enloquecer a cualquier Enrique VIII postmoderno, que no es mi caso.
Es de todos conocido que el matrimonio de Ana y Enrique supone el nacimiento de la Iglesia Anglicana y su propia muerte en la Torre
de Londres en 1536, entre otros motivos, por no poder tener hijos. En
las pinturas nuestra Anna muestra unas papillae muy recatadas y al
gusto de los seguidores del Vaticano benedictino. Pero de seguro que también ahora esta Anna Bolina uxor hubiera utilizado silicona
La famosa estatua de la Venus de Milo también parece tener tres
pechos. El tercero, sin pezón, sería una pequeña protuberancia cerca de
la axila sobre el pecho derecho
A nuestra Venus este tercer pecho adicional sin pezón, si es que de tal cosa se trata, no le hubiera sido funcional
Casos de polimastia exagerado se plantearon en el siglo XIX cuando dos académicos de la Academia Francesa de Medicina se atrevieron a presentar a dos mujeres extraordinarias: una con cinco pares de pechos funcionales y otra con diez.
Esto, según un reputadísimo zoólogo y antiguo cuidador de mamíferos
en el Zoo de Londres, no sería sino restos de nuestro antiguo pasado,
cuando las hembras se veían en la obligación de alimentar a amplias
camadas
En la ciudad de Salvador, Brasil, en el claustro de la Iglesia de San Francisco, de 1752, en un friso de azulejos pintado por Bartolomeu Antunes,
azulejista famoso de la época, entre los personajes, hallamos una mujer
que, además de las dos mamas normales, presenta otras dos insertadas
casi normales por debajo.
La mujer más famosa por sus múltiples pechos es, sin duda, para los
estudiosos de la Cultura Clásica, la Ártemis de Éfeso, que puede tener
hasta más de veinte . No todos piensan que estos pechos sin manchas
areolares ni pezones son tal cosa, sino los testículos de los toros que
se sacrificaban a la diosa, tras ser preservados en aceites pefumados.
Colgados ceremonialmente en el torso de la diosa, los millones de
espermatozoides tenían como misión fertilizarla, siendo madre,
manteniéndose virgen, junto a los fetos de animales que también
ostenta. Parece que sus sacerdotes seguían el mismo camino que los
toros en la castración, aunque luego los guardaban a buen recaudo.
Nuestra amazona Hipólita, a la que conocemos bien, miembro de una
comunidad de mujeres guerreras, no se hubiera quemado o cortado uno de
sus pechos para disparar mejor sus flechas, sino que en todo caso
hubiera aplastado su pecho derecho con una túnica o venda durante el
combate, al modo de las féminas que se dedican al boxeo contemporáneo.
Desde luego, en todas las obras de arte antiguo aparecen nuestras
compañeras amazonas con dos pechos
La mutilación de los pechos es algo más bien de estos tiempos: nos
referimos a la perforación de los pezones práctica que es, sin embargo,
propia de la cultura occidental donde el biberón puede sustituir al
pecho en la lactancia, hecho difícil en otros lugares de peor economía.
Otra historia es la decoración pectoral: las egipcias cubrían sus pechos de pintura dorada y en Roma los pezones dorados de Mesalina enloquecían en los lupanares
sed nigrum flauo crinem abscondente galero
intrauit calidum ueteri centone lupanar
et cellam uacuam atque suam; tunc nuda papillis
prostitit auratis titulum mentita Lyciscae
ostenditque tuum, generose Britannice, uentrem.
excepit blanda intrantis atque aera poposcit.
Juvenal, VI, 120-125
El modernismo topless de nuestra Mesalina, ahora sólo es permitido en zonas restringidas que cultivan el nudismo o mostrándolas al sol en la playa, pero seguro que Lycisca
ahora recibiría una buena multa, si se atrevía a pasear con sus pechos
desnudos, a título de ejemplo, por delante del Ayuntamiento de Valencia
en la Plaza del mismo nombre. O a lo mejor no. Alguien incluso pegaría
saltitos de alegría.
Y finalicemos nuestra disertación de papillis desde la
escalinata de un famoso puente veneciano: el puente de las Tetas en
Venecia, Ponte delle Tette, donde las prostitutas en el siglo XV
estaban obligadas a mostrar sus pechos para evitar en lo posible las
relaciones homosexuales que estaban condenadas con la muerte.
FINIS
Para saber más: La mujer desnuda. Desmond Morris.
# alma de cántaro Dice:
Mayo 4th, 2009 @ 15:46 e
¿Las prostitutas estaban obligadas a enseñar los pechos en el puente veneciano, perdona, pero por qué? La homosexualidad era condenada con la muerte…, pero ¿la suya, la de las prostitutas?¿Puedes explicar esto un poco mejor? Ya sé, ya sé…”Para saber más: La mujer desnuda. Desmond Morris.” pero de momento me alegraría tu aclaración…
# alma de cristal Dice:
Mayo 4th, 2009 @ 21:04 e
Las prácticas homsexuales estaban tan generalizadas que muchas prostitutas se vestían de hombre para atraer a los jóvenes que solicitaban companía masculina. Y esto molestó tanto a las autoridades venecianas, que perseguían la homosexualidad entre hombres, incluso con la muerte, que las obligaron a mostrarse con los pechos desnudos, claro está, sólo cuando estaban desempeñando su labor. Espero que esto te haya aclarado el asunto. Por cierto, te puedo dejar el libro pero esto es sal de otro salero.
# alma de hielo Dice:
Mayo 5th, 2009 @ 9:04 e
Por cierto que sí. Ya te recordaré tu ofrecimiento para dejármelo ^^, cuando acabe con esta época de exámenes, trabajos, libros…(uno de ellos llamado Antropología y feminismo, que quizás sería muy de tu gusto). Y por cierto, yo te debo otro libro (no sé si le recuerdas) desde febrero; leído y releído,pero vamos,que ahí en mis estanterías sigue.
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